Bueno, ya sabéis que la actividad
del blog se rige más por mis neuras que por cualquier atisbo de periodicidad.
Pero bueno, siempre que me dan dichas neuras me refugio aquí, donde me siento
libre para expresar lo que quiera. Y así lo hago y lo haré en el día de hoy.
Hoy os hablaré de los extremos
que abundan en éste, nuestro campo, que es la nutrición.
Cuando yo era estudiante la
verdad es que solo conocía un frente. Era el frente universitario, el basado en
los micro y macronutrientes. En cuadrar una dieta, fuera como fuera, aunque no
tuviera mucho sentido. He de reconocer que no era malo en eso, pero luego tenía
que escuchar la protestas lógicas de compañeros de clase que ejercían como
dietistas y no les gustaba que mis patatas con alioli de almuerzo más zumito
tuvieran más nota que un almuerzo más “normalito” propuesto por ellos. Pero sí, diga lo que diga Alex Oncina y Marc, en la
Universidad, la nutrición son matemáticas.
Lo de alimentos malos, alimentos
buenos ni se discutía en aquel entonces. Ni si quiera yo creo que daba mucho
ejemplo (mi almuerzo solía ser un pastel murciano (de pescado), o una magdalena
“casera”(de la panadería de debajo de mi casa) con un biofrutas, al principio,
o con un funciona o bifrutas (agua+azúcar+leche en polvo desnatada) de Pascual
al final. Era lo que me preparaban mis padres y bueno, la verdad es que mi
impresión en la carrera era que la nutrición era más de restringir calorías que
de otra cosa. No era raro ver, sobre todo los últimos años de la carrera, que
las bebidas energéticas se extendían tanto en clase como en la biblioteca, y
uno de cada cuatro alumnos (como poco) estudiaba junto a ellas. Sin duda, el
nutriente más demonizado en la carrera eran las grasas saturadas. Si no había
que abusar de las grasas por su gran poder calórico, las saturadas ya eran la
pera, porque obstruían las arterias, lo mismo daba las de el tocino, que las
del chocolate, que las de coco o el aceite de palma.
Resumiendo: el mensaje era come de
todo, pero con moderación y si es en 5 veces mejor que en tres, que así no
llegamos con tanta hambre a la comida o a la cena. No restringas ningún tipo de
alimento, porque si está en la pirámide tiene que ser por algo.
Más menos esta suele ser la
filosofía de la llamada por muchos “vieja escuela”. Esta vieja escuela no se le
llama así porque solamente la representen personas que están en la senescencia,
eso se nos ha estado inculcando a fuego por profes nutris y bastante jóvenes.
Por cierto, es curioso lo bien representada que suele estar la industria
alimentaria en las universidades. En Cursos de libre configuración de nutrición
clínica nos daban danacol gratis, nos vendían freidoras para freír sin aceite e
incluso nos regalaban agua de mar, que era mucho mejor que el agua bendita…incluso
podía acabar con el hambre en el mundo.
Luego, y estas ya son cosas mías,
se permitía el acceso a vendedores de libros y si en un seminario de fibromialgia
venía una homeópata, pues no pasa nada, pero eso sí, pide reunirte con los
alumnos para debatir sobre nutrición y ya verás donde te mandan. Porque claro, no
vengas a inculcar un espíritu crítico, a ver si ahora los alumnos van a
conseguir cambiar el temario del pleistoceno de algunos profes. Pues eso,
homeopatía y agua milagrosa en las mejores salas, y escaleras bajo la lluvia y
muy lejos de la facultad para Daniel Martínez, Maria José Tenedor, José Joaquín López,
un servidor y compañía.
Tras esos años universitarios, y
adentrarme un poco en la metodología y en los caminos hacia la nutrición basada
en pruebas, tras muchísimos debates, en tuiter una gran parte, muchos libros
leídos, blogs, cursos, videos de las más prestigiosas universidades del mundo y
de muchos grandes profesionales, mucha historia y evolución, y algún que otro
paper, uno se va forjando una nueva idea sobre la nutrición. Una idea de que aunque
no hay alimentos imprescindibles, sí hay alimentos que priorizar. Si hay
alimentos que nutren, mientras que otros no hacen ningún bien a la salud
pública. Curiosamente los alimentos “modernos”, los que nos han traído los
avances tecnológicos suelen ser estos “pseudoalimentos” cuyo perfil nutricional
es inmensamente inferior a los alimentos frescos que la madre naturaleza nos
provee.
Y el problema viene cuando
introducimos estos nuevos “alimentos” en las guías alimentarias, y las
sociedades occidentales, las sociedades civilizadas empiezan a comer y comer
este tipo de pseudoalimentos. Conjuntamente se da, tras un cambio de modelo
rural a urbano, un descenso en la actividad física, en la exposición al sol, un
aumento a la exposición de contaminantes, y una incitación al indivudualismo y
a la competitividad que al final muchas veces lleva al estrés, a la frustración,
a dormir mal, a refugiarte en la “pseudocomida hiperpalatable” y a enfermar.
Y muchos nos tratan de despistar,
diciendo que podemos quemar toda esa energía de la “pseudocomida” haciendo ejercicio
(Industria),
mientras otros (CGDNE & FEDN) nos dicen que nos equivocamos de enemigo,
que el enemigo no son la industria alimentaria ni la farmaceútica, sino que son
otros profesionales sanitarios, nos venden documentales de comida ecológica,
cuando no recuerdo que en mi niñez mi abuela compara alguna vez nada con el
sello Bio, ni que ni en ella ni en mi entorno apenas hubiese sobrepeso y menos aún
obesidad.
Pero de entre esta “nueva escuela”,
esta gente que quiere cambiar las cosas, nace otra vertiente. En mi opinión es
tan o más peligrosa que la anterior, que la “vieja escuela”. Esa rama “progre”
de la nutrición viene marcada en gran medida por el radicalismo alimentario y
por la propia experiencia. En muchos casos por el simplismo absoluto y por el
no querer ver más allá. Cómo dirían algunos: “El glucómetro no miente”, a lo
que yo agregaría…te está “mintiendo” tu cerebro.
En esta rama de la nueva escuela,
hay alimentos buenos y alimentos malos, pero los malos se extienden y están muy
lejos de ser los alimentos hiperprocesados llenos de azúcares, harinas y grasas
refinadas, sal y mil y un aditivos.
Aquí se sataniza a alimentos que
han convivido con nosotros miles de años, alimentos que han sido la base de la
alimentación para nuestros tatarabuelos, bisabuelos, abuelos y para nuestros
padres. Alimentos que continúan siendo la base energética de las sociedades más
longevas. Y sí, me refiero a los controvertidos cereales. Han pasado de ser la
base de la pirámide, a ser el culpable de todos los males de la historia del
universo. El Neolítico ha pasado a ser la época oscura de la humanidad.
Y yo tengo claro una cosa, que ni
todos los cereales son iguales, ni se comen como lo comían nuestros abuelos (productos
hiperprocesados en lugar de pan de fermentación larga, masa madre, etc.), ni
las necesidades energéticas de hoy son las de ayer.
Intentemos aproximarnos a este
frente e intentar comprenderlos.
Suele ser gente que ha podido
tener un problema y al hacer un cambio en su alimentación han mejorado, o
simplemente han dejado de padecer los síntomas que le causaban malestar.
Pongamos el ejemplo de mi propio hermano. Tras empezar a tomar sus potitos de
cereales empezó a tener diarrea, a adelgazar y a adelgazar se le abultó el
abdomen, y tras mucho periplo por médicos, demasiado, por fin fue diagnosticado
con enfermedad celiaca. Así, mi hermano, una vez
diagnosticado, volvió a ser un niño normal, saludable, siempre más fuerte y
marcado que su hermano mayor, y no volvió a comer cereales con gluten. En casa,
el arroz, junto con la patata y la maicena eran la base de muchas de nuestras
comidas.
Imaginemos que ahora mi hermano
empieza a hacer una campaña en contra del gluten. El gluten para él es malo…lo
tengo clarísimo, luego puede pensar que también puede ser malo para mucha más
gente, e igual que al él le ha resuelto sus problemas, al resto de la población
que sufre, le puede hacer bien restringirlo, y no pierde nada, porque se puede
vivir sin gluten, eso está claro.
Pero el problema principal es que
esta parte de la “nueva escuela” no demoniza sólo a un cereal. Es que demoniza
al 90% de las materias primas alimentarias…las solanaceas por tal, a los
pseudocereales por cual, a los yogures por la caseína, los cereales inflaman,
la carne porque se pudre en los intestinos, los ajos y las cebollas porque
tienen muchos FODMAP, la fruta por la fructosa, y así, con la excusa de que
este tipo de dieta hiper-restrictiva funciona para algunas personas (me
gustaría ver estudios clínicos con este diseño a ver quién es el valiente de
aguantar esa tortura nutricional a largo plazo), señalamos y culturizamos a
nuestros followers, y el miedo se contagia y se expande, y pasa lo que pasa en
américa, que el 30% de la población intenta seguir una dieta sin gluten, y después
del gluten vendrán los cereales, y después, y después…
Y cuidado, esta gente no es ninguna
iletrada. Esta gente hace libros con centenas de referencias bibliográficas,
esta gente lee, lee a autores de ese mundo en el que habitan. Para nada son
unos iletrados, repito, esta gente lee mucho, pero sesga, sesga más aún. Todo
lo que no entra en su cabeza, lo que le resulta conflictivo con sus argumentos,
automáticamente lo desecha, y vive buscando corroborar sus convicciones con
nuevos estudios que condenen a esas materias primas que tanto odian. Por eso
prefieren leer a los que saben que no les van a hacer dudar. Es mucho más
fácil, y nuestro cerebro lo agradece. Qué bueno es estar en posesión de la
verdad.
Y sí, tú, aunque seas un
profesional, pues llegar a sentirte persuadido por ese mundo. Por eso ahí van
unos consejos:
1 Se
escéptico. De todos, incluso de quién te parezca más fiable.
2 Investiga
por ti mismo. No te conformes con la bibliografía que te pasen, con el estudio
que te adjunten. Lee, lee más, lee opiniones a favor, pero lee con más ganas todavía
las contrarias.
3 Cuidado
cuando te hablen de su propia experiencia. Seguir a los n=1 no suele dar buen
resultado.
4 Dudar
de los expertos no significa que no puedas aprender de ellos. Hay grandes
profesionales que no se mueven por los intereses de la industria. Hay escuelas
de salud pública que suelen argumentar bien sus recomendaciones. Aprende de
ellos.
5 Cuando
alguien sea categórico…aléjate. Igual como pasa con la leche, ni es un alimento
imprescindible para los huesos, ni es un veneno blanco. Los extremos suelen
estar muy alejados de la “verdad”, y suele haber más grises que blancos y
negros en esta “ciencia” que intentamos que sea la nutrición.
Y nada, ya habiendo calmado estas
“neuras” solo despedirme hasta la próxima. ¿Quién sabe cuándo será? Igual hasta
me sorprendo a mi mismo y escribo algo mañana. :p
Felicidades por la nueva entrada, Rubén. Somos muchos los que os leemos desde fuera y os agradecemos estos esfuerzos y dedicaciones sin contraprestación.
ResponderEliminarEn consideración a los alimentos frumentarios, ¿a qué os referís con la etiqueta de "trigo moderno"? ¿Acaso hay un trigo (kamut, sospecho, por ejemplo) que no es moderno? ¿Se trata de unas determinadsa especies dentro del género o son todo el género?
Un saludo.
Totalmente de acuerdo. Los extremos nunca han sido buenos
ResponderEliminarHola S. G.
ResponderEliminarGracias por tu comentario.
Sin ser un experto en botánica, creo que las variedades antiguas de trigo tienen un menor número de cromosomas. Además en ensayos experimentales si se comparan al trigo moderno suelen observarse mejoras en marcadores (glucosa, antioxidantes, inflamatorios, etc. ). Algunos también hablan sobre las hibridaciones del trigo, que formaron nuevas proteínas que pudieran repercutir negativamente en la salud humana.
Fasano dice que no hay cambios significativos en la genética del trigo en los últimos 50 años, así que en principio no se puede culpabilizar a eso. Yo creo que importa más el procesado de ese trigo que el trigo en sí. Es cierto que pueden ser más interesantes estas variedades ancestrales, pero creo que un pan de fermentación larga con masa madre puede ser un alimento interesante para una personas sana, aunque esté hecho con trigo moderno.
Un saludo
¡Genial artículo Rubén!
ResponderEliminarEstoy contigo en que ningún extremo es bueno, ni lo que nos enseñaban en la universidad, que era laxo y permisivo con alimentos nada saludables, ni los extremos a los que hoy llegamos algunos profesionales (nos meteremos todos y que escape quien pueda).
Por eso es tan importante contrastar las informaciones y ser críticos, cosa que a veces nos resulta complicado por falta de tiempo, pero realmente necesario.
Enhorabuena por esta entrada. Servirá para hacernos reflexionar ;)
Gracias a ti también Irina, por leer este blog tan irregular, y por comentarlo. Un abrazote.
ResponderEliminarBrillante. Muchas gracias
ResponderEliminarGracias a ti por pasarte por el blog.
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